Profesionales de la salud
Estás leyendo esta guía porque alguno/a de tus pacientes ha sido diagnosticado de Esclerosis Múltiple (EM).
Estás leyendo esta guía porque alguno/a de tus pacientes ha sido diagnosticado de Esclerosis Múltiple (EM).
La EM es una enfermedad crónica del sistema nervioso central (SNC) caracterizada por su naturaleza inflamatoria, desmielinizante y degenerativa. La incidencia de la EM aumenta a partir del inicio de la edad adulta, con un pico entre los 25-35 años, aunque del 2-10% de los pacientes ha experimentado su primer evento desmielinizante antes de los 18 años de edad.
Se deben vigilar factores predisponentes como la exposición solar, el déficit de vitamina D, evitar el consumo de tabaco (o la exposición al mismo en población pediátrica), la obesidad y la infección por virus de Epstein Barr. Se debe fomentar el ejercicio físico y llevar una dieta equilibrada.
El curso clínico de la EM es extremadamente variable e impredecible. Las manifestaciones de EM más frecuentes en niños son:
No existe un tratamiento curativo, pero los tratamientos modificadores de enfermedad han conseguido reducir la actividad y la progresión de la enfermedad, así como mejorar la supervivencia de los pacientes.
Es muy importante, en nuestra práctica clínica con estos pacientes, detectar brotes y comorbilidades, como son:
No existe un tratamiento curativo, pero los tratamientos modificadores de enfermedad han conseguido reducir la actividad y la progresión de la enfermedad, así como mejorar la supervivencia de los pacientes.
Se debe prestar especial atención a la elaboración de un programa de transición desde pediatría a la vida adulta.
El diagnóstico de Esclerosis Múltiple en un hijo es, sin ninguna duda, un acontecimiento de altísimo impacto emocional. Por ese motivo, el procesamiento de la información en los padres en ese momento puede estar limitado requiriendo ajustar el ritmo al que se informa.
Si quieres más información puedes descargar los siguientes materiales: