Atención educativa en la esfera psicoemocional
La faceta psicoemocional se encuentra estrechamente ligada, en estas edades, con la esfera social y, de algún modo, con la cognitiva, estableciéndose una relación de interdependencia entre las tres.
ESFERA PSICOEMOCIONAL
Resulta de vital importancia para el/la niño/a o adolescente con EM, poder desempeñar otros roles como el de alumno/a, compañera/o o amigo/a, más allá del rol de enferma/o que inevitablemente desempeñará en otros contextos, si bien es cierto que algunas situaciones, en la cotidianidad del contexto escolar, pueden poner en riesgo su bienestar psicoemocional, como consecuencia de la vivencia de momentos de ansiedad, miedos (a la aceptación de los compañeros, a las situaciones de exposición personal tanto cognitivas como físicas…) etc.
Estar atenta/o a este tipo de vivencias facilitará no solo poder evitarlas en alguna ocasión, sino también orientar hacia un tratamiento psicológico (si es que aún no lo recibe), dado que muchas veces será el profesorado quien detecte alteraciones psicoafectivas, y no los padres. Es probable que ante ellos, el/la alumno/a pueda mostrar conductas de evitación y de impostación, consecuencia del miedo a la posible reacción, tanto de preocupación excesiva como de retirada o modificación de afecto.
¿Qué tipo de situaciones voy a tener que resolver, derivadas de características de la enfermedad?
Ausencias del centro:
Puede que tenga que ausentarse del centro de manera puntual y periódica, en horas lectivas, para acudir a las revisiones médicas pautadas. O es probable que, en algún brote, deba permanecer hospitalizado hasta la estabilización, o en casa guardando algún día de reposo.
Para estas ausencias sería de gran ayuda que el/la tutor/a, como portavoz del equipo docente, mantenga una comunicación directa con la familia y pueda recoger la información sobre el trabajo de cada materia, agilizar y redactar la información del Plan de Trabajo Individualizado, informar de las sesiones de evaluación, etc.
En períodos más prologados fuera del centro, una estrecha coordinación con los Equipos de Atención Educativa Hospitalaria y Domiciliaria (EAEHD) será de gran utilidad.
¿Puede la/el niña/o o adolescente con EM cursar las asignaturas relacionadas con la educación física y el deporte?
No solo puede, sino que debe mantener un estilo de vida saludable en el que esté incluido el deporte y la actividad física. Es probable que algunas pruebas de evaluación en esta asignatura deban ser adaptadas a las capacidades del alumno/a.*
¿Puede participar en las excursiones o viajes de estudios?
El niño/a o adolescente con EM es quien mejor conoce su enfermedad y la repercusión que en sí mismo tienen los síntomas que padece. Por tanto, salvo que la salida coincidiese con un brote de la enfermedad, podrá participar del mismo modo que el resto del alumnado.*
Si el alumno/a presenta sintomatología relacionada con la fatiga, es importante programar la dinámica de la actividad de manera que se permitan los descansos pertinentes.
¿Qué ocurre con los exámenes o pruebas externas?
Como comentábamos en apartados anteriores, las situaciones de estrés pueden contribuir a un empeoramiento de los síntomas. Con todo ello, no se trata tanto de sobreproteger alumno/a con EM (lo cual generaría con el paso del tiempo una baja autoestima) como de poner en marcha los recursos compensatorios para poder facilitar el acceso de esta/e a las situaciones de “medida” del conocimiento, atendiendo a la diversidad.
En el caso de la preparación para las pruebas externas (EBAU, pruebas de idiomas en el caso de las enseñanzas bilingües…), basta con que tengáis ambas partes presente, que se trata de una carrera de fondo, en la que la constancia y la tenacidad, van a ser vuestros aliados, más allá de la presión del tiempo.
*Recuerda que dada la intolerancia que presentan algunas personas con EM al aumento de temperatura ambiental, es recomendable prever y controlar las situaciones en las que la exposición al calor sea elevada.